23 de octubre de 2025
Apuntalamiento: cómo proteger la estructura de un edificio
El apuntalamiento se convierte en el mejor aliado cuando las estructuras aún no están listas para sostenerse solas, o cuando es necesario dar soporte a los inmuebles durante una rehabilitación. Es un sistema crítico; sobre él descansa la seguridad del proyecto, de la estructura y, sobre todo, de las personas que trabajan en ella.
En esta guía te contamos todo sobre el apuntalamiento estructural, de muros, de techos, de zanjas…, los tipos de sistemas, los materiales más utilizados, los errores más comunes y los pasos que debes seguir para apuntalar correctamente.
¿Qué es el apuntalamiento en la construcción?
El apuntalamiento es un sistema auxiliar de soporte que se emplea para estabilizar, sostener o reforzar provisionalmente las estructuras durante el proceso de construcción, de excavaciones o de rehabilitación y reformas de edificios.
Su objetivo es brindar soporte a pilares, vigas, losas, taludes y cualquier otro elemento que no puede resistir por sí mismo las cargas, ya sea para evitar su inestabilidad y colapso, o para garantizar el desarrollo fluido y seguro de las etapas de la obra. En cualquier caso, un óptimo apuntalamiento temporal protege a los trabajadores, a las construcciones vecinas y al propio proyecto constructivo. Además, garantiza el cumplimiento de las normativas de seguridad en trabajos en altura.
¿En qué consiste exactamente el apuntalamiento?
Son diversos los métodos de apuntalamiento que pueden utilizarse, dependiendo del proyecto de construcción, de las cargas estructurales, del viento, de las condiciones específicas del espacio y de las necesidades particulares de la estructura o del suelo.
De manera general, en el apuntalamiento se instalan elementos auxiliares, como puntales de acero o madera hincados en firme, apeos, vigas, marcos metálicos, varillas de acero o estructuras modulares, en sentido vertical, horizontal o diagonal, que transfieren las cargas de un elemento debilitado hacia zonas estables de la propia estructura o hacia el terreno. De esta forma se crea un sistema temporal que soporta la carga hasta que la estructura esté reforzada, reparada o construida.

¿Cuándo necesitas un apuntalamiento en una obra?
Dentro de una obra en construcción el apuntalamiento será necesario siempre en los siguientes escenarios:
- Durante la ejecución de forjados y losas, para sostener la estructura y el encofrado durante el tiempo necesario para que el hormigón alcance la resistencia estructural de diseño.
- En trabajos de demolición, para brindar soporte a muros, elementos estructurales o edificaciones adyacentes.
- Para estabilizar paredes comprometidas, inclinadas, abultadas o con riesgo de desplome. El apuntalamiento se utiliza durante la reparación o sustitución de la pared.
- En la construcción de sótanos. Se utiliza para asegurar la estabilidad de los muros de contención durante la excavación y todo el proceso constructivo. Lo que previene fallas estructurales por la presión lateral del terreno.
- En el soporte de muros durante intervenciones en su parte inferior. Se emplea un sistema de apuntalamiento para sostener la parte superior de una pared mientras se realiza una apertura de gran tamaño en su sección inferior.
- Para sostener elementos horizontales, como techos y losas de entrepisos. El apuntalamiento permite mantenerlos en su posición durante la demolición de paredes portantes y la instalación de una viga estructural.
- En la rehabilitación de edificaciones antiguas. Se emplea el apuntalamiento para reforzar elementos estructurales de madera afectados por la humedad, pudrición o plaga de xilófagos.
- En demoliciones parciales controladas. Para estabilizar las partes de la estructura que se conservarán, así como evitar su colapso durante la eliminación de los componentes adyacentes.
- Ante daños estructurales imprevistos. El apuntalamiento sirve de solución temporal cuando se detectan patologías, como grietas o asentamientos diferenciales que comprometen la integridad de los elementos portantes.
- En casos de corrosión del hormigón armado. El apuntalamiento es imprescindible durante los trabajos de reparación o sustitución del acero corroído y de la sección de hormigón afectada.
Tipos de apuntalamiento que puedes necesitar en tu proyecto
Existen diferentes clasificaciones de apuntalamientos, según la función que cumplen, la disposición, el material, el elemento constructivo que se necesita proteger o el plazo de duración (años, meses o días). Las principales tipologías son las siguientes:
Apuntalamiento estructural
El apuntalamiento estructural se utiliza en edificaciones para reforzar o sostener temporalmente elementos de carga principales, como vigas, pilares o muros fisurados, que hayan perdido su capacidad portante. Puede permanecer instalado durante meses o años, hasta que se ejecute la reparación o el refuerzo definitivo.
Por ejemplo:
- En edificios con daños por incendios o con fallas en la cimentación y que tengan el riesgo de colapso, se puede realizar el apuntalamiento estructural mediante torres de acero modulares o vigas de gran capacidad, que redistribuyen el peso hacia las cimentaciones reforzadas.
- Para reforzar las paredes de una zanja y evitar un derrumbe, se puede utilizar un sistema de puntales expandibles activados por aire comprimido.
Apuntalamiento provisional o temporal
El apuntalamiento provisional se emplea en fases de la construcción, en donde los elementos definitivos aún no están terminados o no han alcanzado la resistencia exigida en el proyecto. Su uso es de corta duración, desmontándose en días o semanas, cuando la estructura definitiva es capaz de sostenerse por sí misma.
- Por ejemplo, el apuntalamiento provisional se emplea para soportar el encofrado de losas, pilares o forjados, junto con el peso del hormigón fresco. Después que el elemento ha endurecido, el apuntalamiento se desmonta. También se emplea en demoliciones parciales.
Este apuntalamiento provisional requiere la misma rigurosidad de cálculo y supervisión que el apuntalamiento estructural.
Apuntalamiento metálico o de madera
En la construcción se emplean tanto apuntalamientos metálicos como de madera, aunque los primeros han ganado terreno por su versatilidad y alta resistencia.
- Apuntalamiento metálico. Se emplean puntales telescópicos de acero (que se pueden extender o contraer), torres de cimbra modulares y/o vigas de acero estructural. Poseen una alta capacidad de carga y gran durabilidad. Además, sus sistemas regulables o hidráulicos permiten un ajuste de precisión. Se emplean en proyectos de gran envergadura o cuando deben soportarse cargas elevadas. Es una opción más sostenible.
- Apuntalamiento de madera. Se emplean puntales, vigas o tablones de madera para sostener las estructuras. Es el método más antiguo. Aún se utiliza en pequeñas rehabilitaciones, edificios históricos o espacios reducidos. Su ventaja es que es más económico y puede adaptarse a espacios irregulares. Aunque presenta limitaciones de resistencia y requiere un mayor control para su conservación. Es menos duradero que el apuntalamiento metálico.
Apuntalamiento de muros y techos
Es un tipo de apuntalamiento común en obras de rehabilitación o en emergencias, tras incendios o impactos que han comprometido la estabilidad o resistencia de los muros, vigas, pilares o forjados.
- Apuntalamiento de muros, ante el riesgo de vuelco o pandeo lateral de paredes portantes o de fachadas. Se emplean puntales inclinados de acero, anclados a placas de cimentación o marcos externos que actúan como contrafuertes.
- Apuntalamiento de techos y vigas. En este caso se colocan puntales verticales junto con refuerzos inclinados, para evitar desplazamiento o el colapso por flexión. Es un sistema que se suele complementar con gatos hidráulicos, para ajustar la presión y nivelar el techo de forma controlada.
Sistemas de apuntalamiento: ¿cuál es el más seguro para tu caso?
El sistema de apuntalamiento más seguro siempre será el que, previamente calculado, se adapte a las cargas actuantes y a la configuración espacial de las estructuras que se requieran sostener o reforzar. Además, es clave que los trabajadores estén capacitados para manejar la maquinaria adecuada y realizar un montaje seguro de andamios.
Vertical, inclinado, horizontal: ¿importa la posición?
Sí, la posición del apuntalamiento estructural es determinante. Recuerda que este sistema auxiliar de soporte lo que hace es transmitir los esfuerzos a otra estructura resistente o a suelo firme. Por lo que la correcta orientación asegura que las fuerzas se transmitan sin producir inestabilidades o cargas excéntricas.
- El apuntalamiento vertical se emplea para transmitir cargas de forjados y techos hacia el suelo o base resistente. Normalmente, este sistema se compone de puntales de acero telescópicos, durmientes y vigas de reparto.
- El apuntalamiento horizontal se utiliza para obtener o estabilizar elementos verticales (muros, fachadas, pilares…), frente a momentos de vuelco o para transmitir cargas entre dos muros paralelos. Por ejemplo, mediante un sistema de acodalamiento de metal, con vigas de acero ancladas con placas y gatos de presión.
- El apuntalamiento inclinado, combina la función de soporte y estabilización frente a esfuerzos horizontales, verticales y momentos de vuelco. Utiliza puntales de acero dispuestos diagonalmente, anclados a cimentaciones o marcos de reacción, para reforzar muros o fachadas en riesgo.
Materiales más usados durante un apuntalamiento
Los principales materiales empleados el apuntalamiento provisional o estructural son los siguientes:
- Acero galvanizado o pintado. Ofrece alta resistencia y durabilidad. Es el más utilizado en sistemas de puntales telescópicos y torres de cimbra. En comparación con la madera, tiene un coste alto.
- Aluminio. Es el material de apuntalamiento más ligero, aunque es poco tolerante a la abrasión. Su transporte y montaje en obra es fácil. Además, ofrece alta estabilidad ante esfuerzos de compresión. Puede alcanzar mayores alturas y soportar cargas superiores al acero. Se suele utilizar en el apuntalamiento provisional de corta duración.
- Madera estructural. También se emplea en el apuntalamiento provisional. Es un material susceptible a la descomposición y tiene limitaciones de carga y altura, aunque es fácil de trabajar y es más económico.
- Sistemas mixtos. En el apuntalamiento estructural de algunas rehabilitaciones especiales se suele utilizar una combinación de acero y madera.
¿Cómo planificar un apuntalamiento sin errores?
La planificación del apuntalamiento estructural o provisional debe comenzar con la inspección previa del edificio, seguido del cálculo de las cargas. Y recuerda que la supervisión es obligatoria para evitar los errores frecuentes en trabajos estructurales.
Maquinaria y herramientas que necesitas para apuntalar correctamente
En función del tipo de obra y del sistema elegido, es necesario que cuentes con:
- Sistemas de apuntalamientos metálicos o de madera para la construcción de edificios, como:
- Puntales telescópicos de longitud regulable, hasta 3, 4 o 5,5 metros.
- Soportes y placas de acero para el reparto de cargas.
- Pasadores, collares de bloqueo y otros elementos para la seguridad del apuntalamiento metálico.
- Torres de cimbra prefabricadas.
- Gatos hidráulicos para ajustes de precisión.
- Vigas metálicas o de madera laminada.
- Anclajes, abrazaderas y conectores específicos.
- Sistemas de equipos para el apuntalamiento de zanja, como:
- Cajas de zanja.
- Pilotes de zanjas.
- Láminas de zanjas.
- Puntales transversales o hidráulicos, empleados en el apuntalamiento de muros.
- Maquinaria ligera de elevación:
- Polipastos manuales o eléctricos.
- Carretillas elevadoras y manipuladores telescópicos.
- Plataformas elevadoras telescópicas o de tijera, para el acceso en altura.
- Maquinaria para obras de construcción, para la preparación del terreno, zanjas o cimentaciones:
- Miniexcavadoras .
- Excavadoras eléctricas.
- Retroexcavadoras todoterreno.
- Equipos de seguridad colectiva, como barandillas, escaleras, redes y plataformas.
¿Se puede apuntalar sin calcular cargas?
No. Apuntalar sin cálculo estructural es un grave error que puede comprometer tanto la seguridad de los trabajadores como la estabilidad del edificio. El cálculo de cargas debe realizarse con base en la normativa técnica y las recomendaciones de fabricantes de sistemas de apuntalamientos de muros o metálicos.
Proceso paso a paso: desde la inspección hasta el desmontaje
A continuación te mostramos los pasos del proceso de apuntalamiento:
- Inspección inicial del edificio o terreno. Además de recolectarse mediciones, planos y fotografías, debes identificar las patologías existentes y las zonas o elementos que requieran el refuerzo.
- Cálculo estructural de las cargas que deberá soportar el sistema de apuntalamiento. Debe hacerlo un profesional, considerando las cargas muertas, cargas vivas y cargas ambientales. De este cálculo se obtiene también la dirección de los esfuerzos y permite definir el material de apuntalamiento más adecuado.
- Montaje del apuntalamiento, bajo la supervisión de personal cualificado y siguiendo las fichas técnicas de los fabricantes y los requisitos de seguridad operativa. Antes de iniciar cualquier trabajo de apuntalamiento, es obligatorio contar con los permisos necesarios para obras.
- Garantizar la seguridad durante el periodo de apuntalamiento. Adopta las medidas necesarias para proteger a los trabajadores contra los peligros generen la fragilidad o inestabilidad temporal de la estructura, zanja o edificio.
- Por ejemplo, en excavaciones debes proporcionar barandillas alrededor de las aberturas y rutas de escape para salir rápidamente de la zanja.
- Inspección del apuntalamiento. Planifica una revisión periódica durante la obra, para verificar que el sistema de soporte temporal no presenta asentamientos, ni deformaciones o ni pérdida de verticalidad o centro.
- Desmontar el sistema de apuntalamiento de forma controlada, bajo supervisión. Se retira sólo cuando la estructura definitiva está en condiciones de resistir por sí misma.
Normativa sobre apuntalamiento y seguridad en obra
En España, el apuntalamiento está regulado por una serie de normas técnicas y legales. Principalmente por:
- El Código estructural aprobado mediante RD 470/2021.
- El Código Técnico de la Edificación CTE.
- El Real Decreto 1627/1997 sobre las disposiciones mínimas de seguridad y salud en obras de construcción, que establece obligatoriedad de:
- Calcular y proyectar los apuntalamientos para que sean capaces de soportar la carga.
- Garantizar la vigilancia y el control del montaje y desmontaje de los sistemas de apuntalamientos.
- Las normas desarrolladas por el CTN 180, que abarca las especificaciones del equipamiento para trabajos temporales en obra, como:
- UNE-EN 13331-1 y UNE-EN 13331-2, para los sistemas de entibación de zanjas.
- UNE-EN 1065:1999, para puntales telescópicos regulables de acero.
- UNE-EN 16031:2013, para puntales telescópicos regulables de aluminio
Errores comunes a tener en cuenta durante el apuntalamiento
Los errores más frecuentes en obra incluyen:
- Instalar apuntalamientos sin cálculo técnico.
- No comprobar el estado del terreno o superficie de apoyo.
- Utilizar puntales deteriorados, oxidados o con defectos visibles.
- Colocar los elementos sin la verticalidad, inclinación o fijación adecuada.
- Retirar el apuntalamiento antes de que la estructura alcance la resistencia necesaria.
- No realizar revisiones periódicas durante el uso.
Cada uno de estos errores puede derivar en deformaciones, desplomes o accidentes graves.
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